Estudié la licenciatura de Psicología durante unos años en los que parecía que la Terapia Cognitiva Conductual era la única opción válida. Es cierto que es una de las terapias con mayores evidencias científicas, pero al empezar a ejercer descubrí que focalizar un proceso psicoterapéutico desde una única perspectiva era, desde mi punto de vista, una opción que limitaba las posibilidades terapéuticas. En el momento en que fui consciente de esto amplié la mirada y empecé a cambiar mi forma de trabajar.

Autores como Antonio Damasio, Michael Gazzaniga, Leslie Greenberg, Manuel H. Pacheco, Kristin Neff, John T. Blackledge, Adrian Wells, Kelly G. Wilson o David G. Barlow, entre otros, me han aportado conceptos y perspectivas que poco a poco he ido integrando en la práctica clínica y han dado forma a mi forma de entender y aplicar la psicoterapia.

A día de hoy, mi estilo de terapia intregra técnicas y estrategias que vienen de diferentes perspectivas psicológicas. Parto de la idea de que es importante trabajar sobre la base de tres variables: emociones, pensamientos y conductas, buscando siempre llevar el proceso terapéutico a un terreno práctico de resolución del problema.

Algunos de los principales tipos de terapia que integran mi forma de trabajar son:

• Terapia Cognitiva-Conductual (TCC)

• Terapia Focalizada en las Emociones (TFE)

• Terapia Metacognitiva (TMC)

• Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

• Terapia Sistémica y Relacional

• Terapia de Sistemas Familiares Internos (IFS)

• Terapia Breve Estratégica (TBE)